6.-RESUMENES
Despertar
Un torbellino de pensamientos sobre Damen se le venían a la mente de Charlotte mientras despertaba con el suave zumbido de las fluorescentes que se alineaban en el techo del aula, muy despacio abrió un ojo y luego el otro, y se dio cuenta de que aunque viera directamente la luz blanca no le molestaba.
Parpadeo unas cuantas veces y se incorporo hasta quedar con el cuerpo apoyado en los codos, sintió que se mareaba un poco, pero la achaco la emoción de los sucesos y se reprocha si misma
-Genial me pide que le ayude .A mí. ¿Y voy yo y que hago? Me desmayo.
Todos aquellos cambios por los que tanto había luchado, no habían transformado a quien era ella en realidad por dentro, tú eres tú y tu circunstancia. En ese momento, el escenario se le apareció de pronto bajo una luz menos desmoralizadora.
¡Seguro que a deber sido un bajón de azúcar!, pensó recordando que no había desayunado por no perder el autobús o por tantos encontrones con Damen.
Charlotte observo de un lado a otro y se dio cuenta de que estaba sola. No le sorprendió, luego al agachar la mirada comprobó que no estaba tan sola, allí estaba el osito de goma, inocente y sin vida, no presentaba el típico color rojo, sino ese color rojo transparente después de haberlo chupado un tiempo.
Permaneció mirando la gomita, se llevo la mano a la garganta y tosió. La tenía allí delante en el suelo, pero todavía la sentía en la laringe. Justo cuando empezaba a recordar todo lo sucedido escucho por la megafonía, <
Reunió sus cosas y salió al pasillo desierto con bastante buen humor.
¿La sala 1313? Se pregunto, aun aturdida por Damen y el osito de goma.
Al doblar en una esquina y adentrase a uno de los pasillos, una lectura del Annabel Lee de Edgar Allan Poe inundo el corredor, era su clase de literatura donde ella debía estar.
Por alguna razón, parecía conocer el camino aun sin haber estado allí antes, se vio arrastrada asía una puerta aun sin enumerar al fondo del pasillo. Abrió, y se encontró con unas escaleras, mientras avanzaba, vio una luz que iluminaba el camino y se detuvo. Era brillante aunque pálida, como la luz de la luna, se asomo y vio una habitación con el numero 1313 grabado en el cristal de la puerta.
Charlotte empezaba a inquietarse, no tanto por la siniestra oficina sino por que había perdido tiempo para conocer mas a Damen. ¡Seguro es aquí donde hay que inscribirse para las clases avanzadas! Se dijo distraídamente.
Lo primero que vio fue un viejo transistor y unos jarrones de flores marchitas que estaban sobre la mesa.
<
Una secretaria surgió como encantamiento de bajo de la mesa.
-OH, lo siento, no era mi intención gritar. No se me a ocurrido mirar hacia abajo.
-Ni a ti ni a nadie- ironizo la secretaria
Sin mirarla a los ojos, la secretaria le tendió un portapapeles con un montón de hojas.-Toma rellena esto y no olvides…devolverme el BOLIGRAFO.
Antes de que Charlotte pudiera formular su primera pregunta, la secretaria cerro la ventanilla de golpe. Charlotte ordeno su portapapeles y fue a sentarse junto a una chica pelirroja, la cual aseguraba no la había visto al entrar.
Se puso a revolver entre los papeles un momento y luego intento contactar con ella aunque sin éxito.
-Hola soy Charlotte- dijo ofreciendo la mano, pero nada. L a chica asía parecer oídos sordos.
Charlotte decidió echarle arrojo y extendió su mano aun más pero la chica no le hizo caso.
Charlotte prosiguió con su formulario y en la primera pagina se podía leer <
Continuo rellenando el formulario lo mejor que pudo asta llegar al final de la hoja, en la ultima hoja se podía leer <
-¿C.M? - dijo en voz alta Charlotte completamente fuera de sus casillas-.
Dejo la casilla en blanco y entrego los formularios y el bolígrafo a la secretaria, quien a su vez le entrego una etiqueta con el nombre de Charlotte prendida d una diminuta goma elástica.
-Aquí tienes tu identificación- le dijo la secretaria
-Ah gracias- le contesto Charlotte aunque no sabia para que le daban otra identificación.
La secretaria estampo los formularios con un sello de <
-Muy bien.Otra cosa…Necesito que me confirmes…-hizo un pausa, se volvió y con indiferencia abrió un enorme cajón-…que esta eres tu, y que pongas aquí tus iniciciales.
Charlotte quedo paralizada, no lo podía creer, allí estaba su cuerpo mudo y gris y aun con la ropa del primer día de clases, estaba inmóvil sobre la camilla de metal ante sus propios ojos.
Por vez primera sintió el frío de la habitación. Se agarro su muñeca y apretó los dedos buscando el pulso y nada se llevo las palmas a su pecho para sentir su corazón, pero no detecto latido alguno.
Un paquete de ositos de goma sobresalía de su bolsillo, y el culpable, el asesino, aparecía en una bolsa de zip prendida a su pecho. N o se trataba de un truco ¡¡ Era ella!!
-C.M. Causa de la muerte- instruyo la secretaria señalando la gomita.
Charlotte retrocedió tratando de alejarse del cuerpo, tropezó y golpeo un enorme ventilador de metal que había sobre la mesa. Este le atrapo la mano entre las hojas.
Observo como uno a uno sus dedos eran seccionados junto a la altura de sus nudillos por las guadañas giratorias.Apreto los ojos y espero a que la venciera el dolor y la nauseabunda calidez de la sangre al brotar. P ero no sucedió.
Desconcertada abrió los ojos muy despacio, miro. Su mano que debería estar mutilada o destrozada, aparecía completamente intacta.
La chica de la sala se aproximo a Charlotte-Nada puede acerté daño nunca mas-dijo la chica con indiferencia-.Soy Pam… Y tú, bueno tu…-No, por favor no lo digas…-suplico Charlotte.
-…estas muerta-le susurro Pam a Charlotte en el oído.
Sus palabras se internaron en la mente de Charlotte como una ráfaga de viento gélido, y con ello, la neblina del olvido comenzó a dispersarse.
Todo se le apareció bajo otra perspectiva, casi como la de una tercera persona, y pudo percatarse de detalles que antes le pasaron desapercibidos.
Todo era tan obvio. L a llamada por megafonía, el frío sótano, la sala de espera, las cámaras de deposito, y como no, el osito de goma.
Charlotte grito con tantas ganas que su boca no emano sonido alguno.
El eco de las palabras <
CAPITULO 4
¿Por que yo?
<< ¿Por qué yo? ¿Por qué yo?>>, se repetía Charlotte, lo hacia con la esperanza con que cuantas mas veces formulara la pregunta, mas clara tendría su situación.
Ella había muerto el primer día de curso, cuando parecía que las cosas iban a empezar a salir bien. ¿Por qué le pasaba esto? ¿Por qué ocurría después de que el destino los emparejase a ella y a Damen como compañeros de laboratorio? Necesitaba unas respuestas.
Charlotte corrió, abrió la puerta de golpe, emergió como una exhalación en el corredor y se detuvo bruscamente al encontrarse con Pam justo delante. Por un momento pensó que si corría lo bastante rápido escaparía de la pesadilla que estaba viviendo, o no viviendo, como podía ser que fuera el caso.
-No puedes huir de esto…_dijo Pam, al tiempo que Charlotte daba media vuelta y lo intentaba .Al doblar a la esquina del pasillo, se percato de que no resonaban el eco de sus pisadas, de que no rechinaban las gomas de sus zapatos.
A cada giro, ¡pam!, allí estaba Pam.
-No puedes huir de esto…- repitió Pam al momento de que Charlotte se echaba a correr.
En su intento por escapar Charlotte se dirigía instintivamente hacia el aula de Física. Al entrar, Charlotte se percato de que había pisado algo, aunque no estaba segura de que.Echo la vista atrás y allí, en el suelo, vio pintada con tiza la silueta de un cuerpo. Su cuerpo.
Era el escenario del crimen, desde luego que si, el crimen contra cuanto hay de injusto con la sociedad, tendido allí mismo, en el suelo, para que todos lo pudieran pisotear.
Morir era terrible, pero morir de forma patética y entupida…atragantada con una gomita gelatinosa semiblanda con forma de osito era una injusticia que Charlotte apenas podía soportar.
¿Qué le quedaba si no castigarse aun mas? Así que se tumbo de espaldas, con figurándose exactamente al perfil de la silueta, en un gesto de derrota.
Y solo por un momento, todo ello le pareció un poco gracioso. El profesor Widget tenía razón. El destino había intervenido en su día, su vida, aunque no exactamente en la manera en que ella lo había deseado.
-Dios debe de tener un buen sentido del humor-pensó levantando la mirada.
Charlotte se enderezo, se demoro circunspecta ante la silueta como uno lo aria ante una tumba y camino muy despacio ante la puerta. Al salir del pasillo, vio Pam señalando de forma inquieta, como una especie de fantasma de la Navidad como se llame de esos. Era su taquilla. La numero siete.
-Si, menudo numero de la suerte- dijo Charlotte con toda su ironía.
La taquilla se encontraba perfectamente con cinta de peligro. Ni rastro de haber sido forzada por los otros chicos, lo que era bastante insultante, la verdad.
Significaba que a nadi le interesaban lo suficiente sus cosas-ella-se alejo, con un pedazo de cinta pegado al pie igual que un caprichoso trozo de papel higiénico.
-Esto no esta pasando- gimió Charlotte y cerro los ojos queriendo borrar todo de su mente. Cuando los volvió a abrir se le reapareció Pam, pero Charlotte se sobresalto algo menos que las beses anteriores-. ¿Cuánto hace que… me fui?- vacilo.
-No lo se con exactitud – contesto Pam-. No es que el tiempo importe mas aquí.
- ¿Me estas diciendo que podría llevar… fuera… algo así como mil años? – reflexiono Charlotte.
-Probablemente no – dijo Pam y volvió a señalar en silencio, en esta ocasión hacia una ventana – Mira.
Charlotte se asomo al aparcamiento de delante del instituto, donde un grupo de compañeros de clase se reunían en torno a un microbus, cuando por megafonía pudo escucharse un nuevo anuncio.
<<¡Atención, alumnos! Los que quieran asistir al acto en memoria de Charlotte Usher que por favor cundan al patio. El autobús saldrá en breve. >>
Había un grupo de reducido de gente que aguardaba a subirse al autobús para asistir al acto en memoria suya.
¿Acaso la muerte la había echo mas popular de lo que jamás había imaginado?
En su mente empezaron a sucederse de manera frenética un millar de posibilidades.
¿Qué dirían de ella en el acto? ¿Derramaría alguien, se atrevio a desear, lagrimas por ella?. De pronto todo resultaba tan… emocionante.
Alli, en medio de la muchedumbre estaban Petula y las Wendys ¡llorando! Charlotte no daba crédito, había alcanzado la perfección de la muerte, puede que ahora asta Damen la echara de menos.
No era el duelo colectivo lo que había atraído a Petula y a las Wendys después de todo, sino las cámaras y libretas del cuerpo de reporteros del periódico del instituto, y la promesa de salir antes de clase. Charlotte hizo de tripas corazón y presto yodo, a través de la ventana abierta, a las preguntas del reportero…y las respuestas de Petula.
-Ayer mismo me comí medio osito de goma para el almuerzo- dijo Petula mientras con la punta de su uña se chocaba el maquillaje de su ojo y de reojo chocaba su maquillaje en el monitor de video de Sam el efecto retardado-. Podía haberme pasado ami.
-¡Es una superviviente del efecto osito de goma!- canturreo Wendy Anderson, mientras
La otra Wendy abrazaba a Petula, en un desesperado intento de consolarla.
Charlotte admiro su descaro. Lo envidio, incluso. Charlotte no estaba muy segura si Petula era capaz de ceder al protagonismo a otro o si, por el contrario, no podía dejar de desaprovechar tan fabulosa oportunidad para promocionarse. Fuese como fuese se trataba de Petula y nadamas que Petula.
Charlotte se dio cuenta que los chicos chocaban las manos en señal de que no les importaba nada solo saltarse las clases.
Charlotte recapitulo que aparte de muerta ya estaba olvidada. En mantra << ¿Por qué yo?>> de Charlotte se convirtió en un << ¿y por que no yo?>> mientras que su personalidad grotesca y fracasada reafloraban a la superficie. Ya no había necesidad de reprimirla. El verano era cosa pasada y todo estaba perdido.
-¿Por qué no le ha pasado nada a Petula? Decía Charlotte con rencor. Aunque todavía podría pasarle algo –deseo-. Pero su le sucediera algo así a alguien como a Petula entonces todo el mundo la echaría de menos, los ositos de goma serian retirados, se emitirían avisos sobre el peligro de los ositos de goma, la CNN convertiría a los ositos en la nueva gripe aviar.
Charlotte siguió parloteándole a Pam y quejándose lastimeramente.
-¿Y yo?- medito Charlotte -. Soy una silueta de tizan que pisan, y no evitan, los demás. Se sentía estafada.
-¿Has acabado?- pregunto Pam.
-Casi-dijo Charlotte.
- Tomate tu tiempo – contesto Pam.
Pero fueron otras notas las cuales le atrajeron la atención a Charlotte. Un leve silbido. Similar al que había escuchado en la oficina.
-¿Qué rayos es ese ruido que te sale de la boca?- pregunto Charlotte.
-Permíteme presentarme formalmente – dijo al tiempo en que le tendía la mano a Charlotte-.Soy Piccolo Pam.
-Es mi nombre de muerte- dijo Pam
-¿Nombre de muerte?- pregunto Charlotte a la vez que caía en la cuenta de que ella no tenia uno y volvía a sentirse excluida una vez más.
-Si es una especie de apodo que recibimos algunos de nosotros y suele estar relacionado con la forma en que morimos- dijo Pam-.
-Yo soy Piccolo Pam por que mientras tocaba mi flautín me tropecé y me lo traje.
-OH, lo siento – dijo Charlotte
- Si, yo también, pero almenos acabe mis días haciendo algo que me encantaba.
Piccolo Pam sonrío y abrazo a Charlotte por los hombros. Le dio unos cuantos apretones, en un intento de animarla.
-Tampoco es para tanto- bromeo Pam -, ¡almenos no tiene que depilarte nunca mas!
-¿Qué no es para tanto? – Dijo Charlotte con los ojos desorbitados de indignación-.
-No te agobies con eso del nombre- dijo Pam internando aliviar la inseguridad de Charlotte-. Ahora lo que necesitas es que se te orienten.
Pam agarro a Charlotte de la mano y, tirando de ella, se alejaron de allí.
CAPITULO 5
Muerte para prinsipiantes
Era tanto lo que Charlotte todavía quería hacer, ver a Damen por última vez con sus mejillas rosadas tras un partido de futbol después de clase, recibir otro boletín de calificaciones. Pero todos morimos con una lista de cosas pendientes.
-¿Quién eres tú… en realidad?- la apremio Charlotte.
-Estoy aquí para ayudarte – le aclaro Pam-. Al principio, todos necesitamos que nos echen una mano con la adaptación, y la transición, de <
-¿Y donde es acá?- pregunto Charlotte, irritada.
-Hallarás la respuesta a cuanto quieras saber de Orientación.
Antes de que Charlotte tuviera oportunidades de insistir Pam se detuvo y le hizo señal con la cabeza, contestando a Charlotte con el gesto. Señalo hacia un leve resplandor que irradiaba detrás de la puerta de un aula, pero no pronuncio palabras.
Pam se dirigió a la puerta, mientras Charlotte contemplaba como Pam se desaparecía gradualmente en el aura.
-¡Pam!- grito nerviosa-. ¿Qué tengo que…?- dijo Charlotte con voz temblorosa.
Charlotte se dirigió a la puerta para seguir a Pam, al entrar tropezó con una cuerda allí estaba, tirada de nuevo, levanto la cabeza al nivel del suelo y se topo con una visión del todo inesperada un mar de pies con etiquetas que les habían entregado en la oficina.
Se encontraba en un aula repleta de compañeros muertos.
Antes de que tuviera tiempo de salir despavorida, una voz masculina adulta la distrajo.
-Mike, encienda la luz – pidió.
El chico `prendió la luz y Charlotte ahora pudo observar mejor el aula. Era arcaica, literalmente, gris y anticuada.
Se volvió hacia atrás y miro al espacio enzima de la puerta, donde debería de haber encontrado un reloj pero no lo había. El único instrumento que había que calculara el tiempo era el reloj de arena que descansaba sobre la mesa del profesor pero la arena no caía. Charlotte recordó cuando Pam le dijo que el tiempo no importaba y al parecer no bromeaba.
-Gracias Mike –dijo la voz masculina y esta vez Charlotte se volvió para ver de quien se trataba.
Una mano pálida se extendió a ella para saludarla y ayudarla a ponerse de pie.
-Ah, la nueva alumna- afirmo, mientras ella se levantaba realmente pasmada-. Bienvenida soy el profesor Brain-. Te estábamos esperando.
Era alto, delgado y atento e iba vestido meticulosamente.
-Toma asiento- invito a Charlotte con hospitalidad.
La única silla se encontraba al fondo del aula, ahora a diferencia de antes parecía estar reservada exclusivamente para ella.
-Y ahora alumnos permitidme que os presente a Charlotte Usher. Por favor, dadle la bienvenida a la asignatura de Muertodologia.
- Bienvenida Charlotte – coreo la clase.
Bueno como veras te estaba esperando para poner una breve película de orientación.-dijo el profesor-.
Cuando sonó la alarma de incendios del edificio, todos permanecieron como si nada mientras Charlotte corrió desesperada para salir de aula, en ese momento Mike la sujeta de la muñeca y le dice que ya a abandonado el edificio.
Piccolo Pam se acerco para presentarle formalmente a Mike.
- Este es Metal Mike. Llevaba el esterio a demasiado volumen en un examen de conducir y se distrajo y las cosa n terminaron nada bien – dijo Piccolo.
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Eran a cada cual, mas repulsivo y todos encajaban.
En la película se mencionan a dos compañeros Butch y Billy.Se presentaban en juegos uno de vivos y uno de muertos.
Butch el vivo pateo la pelota muy mal y eso le costo que el otro equipo anotara una carrera y su equipo perdió.
Billy el muerto se encontraba en la misma situación y este le pego muy bien a la pelota y anoto. Su equipo salio triunfador.
<< ¿Por qué no le fueron bien las cosas a Butch como a Billy?
Bueno Butch recorrió a las artimañas de siempre y utilizo sus poderes para tratar de conectar a los vivos mientra s que Billy supero su egoísmo y empico sus poderes para conducir a su equipo a la victoria.
<
-¡Atención todos! Deberes. Esta noche hay reunión en Hawthorne Manor. ¡A las 7 en punto y no es opcional!- chillo el profesor Brain a sus espaldas.
<< ¿Deberes?>> pensó Charlotte.
7.- ESTA HISTORI SE APLICA EN MI VIDA EN QUE HAY VESES QUE UNO NO CREE EN LO QUE BIENE DESPUES DE LA MUERTE LO QUE NOS PUEDE PASAR EN CUALQUIER RATO Y NUNCA NOS PONEMOS A PENSAR LO QUE NOS DEPARA EL DESTINO.
8.-MI OPINION ES QUE ME SIGUE ATRALLENDO ESTA HISTORIA ME PARECE MUY DIVERTIDA , ENTRETENIDA Y DE UN POCO DE MIEDO PERO MUY BUENA EN VERDAD.
Edwin:
ResponderEliminarMuy buen trabajo
Calificación = 9